“Necesitas ser feliz para tenerlo todo”.
“No necesitas todo para ser feliz, necesitas ser feliz para tenerlo todo”, leí ese texto en estos después de una conversación con una persona que estaba triste porque algunos aspectos de su vida no eran como ella quería y le parecía que estaba frente a un rompecabezas en el que las piezas no encajaban. Me serví de las dos circunstancias para escribir una nueva reflexión.
Mi amiga, además de tener trabajo,
familia y amigos, tiene proyectos, belleza y unas cualidades humanas
extraordinarias. Me contaban que muchas personas, más de las que ella se
imagina y sabe, la aprecian y admiran. ¡Como no! Tiene una forma de ser alegre,
acogedora y amable que hace que quienes se le acercan se sientan cómodos con su
presencia, transmite mucha paz a sus amigos, y también a los no tan amigos, es
la típica que la gente busca cuando necesita hablar de algo importante porque
es muy buena consejera y siempre está para dispuesta para quien la necesitan.
¿Qué más necesita para ser feliz?
Está pasando por un momento difícil:
se sumaron pequeños episodios dolorosos a su vida y nada parece encajar, ella
es consciente de que en lo personal esas cosas tienen muchísimo valor, pero
objetivamente no son tan importantes y sabe que son situaciones temporales que
como tal pasarán, y que la demora depende en cierta medida de ella.
Aprendí que en ocasiones le damos un valor inmerecido a los acontecimientos que impactan negativamente nuestra vida y permitimos que tomen el control de nuestra existencia. Ser felices nos ayuda a darle la vuelta a esos acontecimientos. Decía un gran sabio del siglo XX: “(…) —No te dejes engañar: "ahora" no es demasiado pronto... ni demasiado tarde”. La vida es un ratico y la idea es ser felices, que no se nos pase dándola por sentado.
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