¡Yo decido! A mi no me vengan con cuentos

Érase una vez un burrito parado en medio de un puente colgante que estaba a punto de caer a un río, como no sabía que hacer, no decidió moverse hacia la izquierda o hacia la derecha, y al caer el puente ¡cayó él también! y la corriente se lo llevó, era bastante fuerte. ¿Creen ustedes que haya en el mundo persona alguna que se comporte como el burrito? ¡Se le estancaría la vida, la existencia! ¿No les parece?

Se percibe en el ambiente, cierta idea que de las personas que se sujetan a ciertos principios no deciden. Se tiene la equivocada idea de que a estas personas les falta libertad, autonomía, madurez, entre otras cosas. ¿Es correcta esta idea? ¿Es equivocada? ¡Decídase por alguna de las dos y siga leyendo!

La vida humana se desarrolla porque los seres humanos eligen entre unas alternativas que tiene al frente, el que no elige ¡está muerto! De verdad, ¡muerto! Si una personas no se decide por alguna de las opciones que se le presentan, su vida se queda estática, no fluye; pero incluso hasta el hecho de decidir no decidir, ya es una decisión... 

Desde que se levanta hasta que se acuesta la persona humana está permanentemente decidiendo sobre su existencia; un estudiante, por ejemplo, entre las 6:00 a.m. y las 7:00 a.m. tiene que tomar, como mínimo tres decisiones: ¿me levanto o no me levanto? ¿desayuno o no desayuno? ¿voy caminando o me voy en bus? En estos casos no cabe decir: "No, no voy a hacer ninguna de las dos", cualquier cosa que haga será una decisión. Y así pasa también en cosas de mayor relieve, digo de mayor relieve por sus implicaciones a nivel personal.

Por ejemplo:
¡Yo decido! vivir la abstinencia sexual como una afirmación gozosa que me permitirá amar más y mejor a quien será mi esposo.

¡Yo decido! no hacer uso de métodos anticonceptivos para cuidar mi cuerpo y así poder traer nuevos seres al mundo.
 
¡Yo decido! respetar la vida e integridad de quienes están débiles o indefensos porque veo en ellos un otro que me aporta algo más valioso que bienes materiales.

¡Yo decido! promover la identidad de la mujer y por ende sus derechos, reconociendo así el importantísimo papel que juega en la sociedad, reconociendo su diferencia con el hombre - en sentido estricto - y la necesidad que tiene de él.

¡Yo decido! no consumir ningún tipo de sustancia psicoactiva que me impida ejercer control sobre mi ser, porque persigo todo lo contrario, con el fin de ejercer señorío sobre mi misma, comportándome con la dignidad propia de los seres humanos y no como un caballo desbocado.

Bajo los anteriores supuestos ¿me es permitido afirmar que quienes no actúan o piensan como yo no deciden? ¿Cómo le parecería que yo le dijera que porque usted tiene una vida sexual activa por fuera del matrimonio, usa métodos anticonceptivos, defiende el aborto y la eutanasia y quiere igualar a la mujer con el hombre no decide? Si hay personas que viven de esta manera es porque lo decidieron, así como yo decidí el otro estilo de vida. ¿Cuál es mejor? ¡Averígüelo Vargas! Por mi parte ¡yo decido! A mi no me vengan con cuentos.

Comentarios

  1. Simplemente libertad de decision, como bien planteas en este articulo, quien decide mejor...en teologia nos enseñaban que el que elige mejor es el que elige hacer el bien ya que ese bien me dara libertad verdadera, plena, asi como decido mi castidad me evita caer en la esclavitud de la lujuria o del sexo casual lo cual me puede traer consecuencias no deseadas o de elegir mal mi futura/o esposa/o o en el peor de los casos elegir un homicidio con el aborto y caer en una nueva esclavitud...si sin dudas tenian razon mis profes de teologia del seminario,elegir lo bueno es lo que nos hace verdaderamente LIBRES. un abrazo nueva amiga colombiana.

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